- Claro que no, cariño, ¡lo siento tanto!
- Pero él se marchó al aparecer yo.
- A lo mejor no se encontraba bien; a lo mejor tenía que irse; a lo mejor le dio un ataque al corazón.
- Ojalá sea así.
- A lo mejor si se quedaba habría muerto.
- ¡A lo mejor ya está muerto! Oh, cariño, eres tan reconfortante.
(Joseph Tura y Maria Tura, en To be or not to be)
Carole Lombard fue una de las mujeres más bellas, sensuales, inteligentes y divertidas de la historia del cine dentro y fuera de la pantalla. A propósito de su alegre carácter, su amigo Groucho Marx contaba que era tan descarada para bromear como un hombre, tenía un gran desparpajo y hablaba sin tapujos. Por ejemplo, no le importaba en absoluto contar intimidades de su célebre marido, Clark Gable. El director Mitchell Liesen reveló que en los rodajes le llamaban "The profane angel", porque "su apariencia era la de un ángel, pero hablaba como un marinero".
En enero de 1942 falleció en un accidente de aviación tras una exitosa gira de venta de bonos de guerra. Ese mismo año se estrenó "To be or not to be" ("Ser o no ser"), de Ernst Lubitsch, considerada como una de las mejores comedias de todos los tiempos, la mejor para quien esto suscribe. Su interpretación de Maria Tura constituyó un maravilloso colofón a su carrera.
¿Y qué es lo que tiene de extraordinario el papel? Esencialmente es un personaje genuino de la screwball (o comedia loca, toma el nombre del movimiento de la bola lanzada en el béisbol), porque es impulsiva, mentirosa, cándida y maliciosa, irrespetuosa con la moralidad, optimista, liante y, por supuesto, mujer. La condición femenina es un grado superlativo en este tipo de comedias. Además, Maria Tura está a la altura, en cuanto a réplicas, ingenio y ritmo, del "gran, gran Joseph Tura", que encarna de forma magistral Jack Benny, en su mejor papel en el cine (y del que hablaré en otra entrega). Desde el principio hasta el final de la película no deja de engañar a todo el mundo: a su marido, al aviador Sobinski (Robert Stack), al coronel Ehrhardt y al profesor Siletzky. Y de todos los engaños sale indemne y fortalecida.
Maria aparece por primera vez en la película luciendo un sofisticado vestido blanco de noche. Lo ha elegido a propósito para la obra de teatro "Gestapo", que la compañía a la que pertenecen se dispone a ensayar en Varsovia: el director le advierte que no puede llevar ese vestido, porque interpreta a una prisionera en un campo de concentración. "Nunca desperdicie un efecto cómico", interviene con sarcasmo uno de los figurantes.
Joseph: Le dije a Doobosh que pusiera primero tu nombre en el cartel.
Maria: ¿Lo hiciste, cariño? Es tan amable por tu parte, realmente no importaba.
Joseph: Eso dijo Doobosh, así que lo dejamos como estaba.
Con su marido mantiene una lucha dialéctica permanente. Joseph Tura es ególatra, ambicioso, posesivo y celoso. Pero Maria sabe en todo momento cómo tratarle. Cuando él entra abatido a su camerino porque un espectador (el aviador Sobinski) se ha marchado en mitad de su monólogo "Ser o no ser" de "Hamlet", ella le consuela con maestría: al fin y al cabo, el espectador no se ha marchado por la obra, sino para encontrarse con ella. El diálogo que mantiene ella con su admirador posee una connotaciones sexuales que, afortunadamente, pasaron inadvertidas a la censura: "Teniente, es la primera vez que hablo con un hombre que puede soltar tres toneladas de dinamita en dos minutos".
Tras la invasión nazi de Polonia, vemos a una Maria comprometida con la causa del teniente, que trata de desenmascarar al traidor profesor Siletzky. Sin pretenderlo, la señora Tura ofrece su mejor actuación teatral y acaba jugando a cuatro bandas -con el marido, el aviador, el traidor y el coronel nazi (espléndido Sig Ruman)- de una manera trepidante e ingeniosa.
El final nos reserva un par de momentos memorables que no voy a contar, por si alguien no ha visto todavía la película a estas alturas. Hace casi setenta años que Lubitsch dirigió "To be or not to be" y el paso del tiempo se ha portado muy bien con esta genial comedia. Quien quiera aprender de diálogos, esta película ofrece un curso completo.
Algunas curiosidades
- Carole Lombard perdió la vida justo tres semanas después de acabar el rodaje de esta película. Estuvo a punto de no subirse al avión que acabaría estrellándose cerca de Las Vegas: su madre tuvo un mal presentimiento y le pidió que no subiera al aparato.
- De la película se suprimió una frase que pronunciaba la actriz porque hubiera quedado, inoportunamente, de mal gusto: "¿Qué te puede pasar en un avión?".
- Miriam Hopkins fue inicialmente la elegida para el papel de Maria Tura, pero ocurrieron dos cosas: Hopkins presionó para mejorar el papel, mientras que Jack Benny empezó a hacer campaña a favor de Lombard.
- Lubitsch era un buen amigo de Carole Lombard, pero por diversas circunstancias nunca la había llamado para protagonizar una de sus películas. Ella le llegó a sugerir un proyecto llamado "Love for breakfast", pero no convenció al director alemán.
- En el libro "Ernst Lubitsch: risas en el paraíso", Scott Eyman explica que Lombard, desesperada por trabajar con Lubitsch, se le acercó y le propuso un trato: "Si la película resulta una mierda, puedes acostarte conmigo". Al ver la sonrisa del director, siempre con su puro en la boca, ella añadió: "Y si es un éxito, te meteré esa cosa negra por el culo".
- La actriz estaba tan entusiasmada con el rodaje, con Lubitsch y con sus compañeros (a Robert Stack lo conocía desde que era un niño), que cuando no tenía que trabajar en ninguna escena acudía igualmente desde su rancho del valle de San Fernando para observar.
- Cuentan que a Clark Gable no le hizo mucha gracia ni el guión ni Lubitsch. El matrimonio no atravesaba, según los rumores, por su mejor momento.
- A la United Artists le pareció demasiado intelectual el título original, sacado del monólogo del "Hamlet" de William Shakespeare, y propuso cambiarlo. La reacción conjunta de Lombard y Benny, a través de sendos telegramas, fue tan contundente que se olvidaron del asunto.
- La película no funcionó en absoluto en taquilla. Tampoco los críticos supieron apreciarla en su momento. Hubo quien atacó a Lubitsch "por reírse del sufrimiento de los polacos". Para algunos, la trágica muerte de Lombard fue un aviso premonitorio de su fracaso.
En enero de 1942 falleció en un accidente de aviación tras una exitosa gira de venta de bonos de guerra. Ese mismo año se estrenó "To be or not to be" ("Ser o no ser"), de Ernst Lubitsch, considerada como una de las mejores comedias de todos los tiempos, la mejor para quien esto suscribe. Su interpretación de Maria Tura constituyó un maravilloso colofón a su carrera.
¿Y qué es lo que tiene de extraordinario el papel? Esencialmente es un personaje genuino de la screwball (o comedia loca, toma el nombre del movimiento de la bola lanzada en el béisbol), porque es impulsiva, mentirosa, cándida y maliciosa, irrespetuosa con la moralidad, optimista, liante y, por supuesto, mujer. La condición femenina es un grado superlativo en este tipo de comedias. Además, Maria Tura está a la altura, en cuanto a réplicas, ingenio y ritmo, del "gran, gran Joseph Tura", que encarna de forma magistral Jack Benny, en su mejor papel en el cine (y del que hablaré en otra entrega). Desde el principio hasta el final de la película no deja de engañar a todo el mundo: a su marido, al aviador Sobinski (Robert Stack), al coronel Ehrhardt y al profesor Siletzky. Y de todos los engaños sale indemne y fortalecida.
Maria aparece por primera vez en la película luciendo un sofisticado vestido blanco de noche. Lo ha elegido a propósito para la obra de teatro "Gestapo", que la compañía a la que pertenecen se dispone a ensayar en Varsovia: el director le advierte que no puede llevar ese vestido, porque interpreta a una prisionera en un campo de concentración. "Nunca desperdicie un efecto cómico", interviene con sarcasmo uno de los figurantes.
Joseph: Le dije a Doobosh que pusiera primero tu nombre en el cartel.
Maria: ¿Lo hiciste, cariño? Es tan amable por tu parte, realmente no importaba.
Joseph: Eso dijo Doobosh, así que lo dejamos como estaba.
Con su marido mantiene una lucha dialéctica permanente. Joseph Tura es ególatra, ambicioso, posesivo y celoso. Pero Maria sabe en todo momento cómo tratarle. Cuando él entra abatido a su camerino porque un espectador (el aviador Sobinski) se ha marchado en mitad de su monólogo "Ser o no ser" de "Hamlet", ella le consuela con maestría: al fin y al cabo, el espectador no se ha marchado por la obra, sino para encontrarse con ella. El diálogo que mantiene ella con su admirador posee una connotaciones sexuales que, afortunadamente, pasaron inadvertidas a la censura: "Teniente, es la primera vez que hablo con un hombre que puede soltar tres toneladas de dinamita en dos minutos".
Tras la invasión nazi de Polonia, vemos a una Maria comprometida con la causa del teniente, que trata de desenmascarar al traidor profesor Siletzky. Sin pretenderlo, la señora Tura ofrece su mejor actuación teatral y acaba jugando a cuatro bandas -con el marido, el aviador, el traidor y el coronel nazi (espléndido Sig Ruman)- de una manera trepidante e ingeniosa.
El final nos reserva un par de momentos memorables que no voy a contar, por si alguien no ha visto todavía la película a estas alturas. Hace casi setenta años que Lubitsch dirigió "To be or not to be" y el paso del tiempo se ha portado muy bien con esta genial comedia. Quien quiera aprender de diálogos, esta película ofrece un curso completo.
Algunas curiosidades
- Carole Lombard perdió la vida justo tres semanas después de acabar el rodaje de esta película. Estuvo a punto de no subirse al avión que acabaría estrellándose cerca de Las Vegas: su madre tuvo un mal presentimiento y le pidió que no subiera al aparato.
- De la película se suprimió una frase que pronunciaba la actriz porque hubiera quedado, inoportunamente, de mal gusto: "¿Qué te puede pasar en un avión?".
- Miriam Hopkins fue inicialmente la elegida para el papel de Maria Tura, pero ocurrieron dos cosas: Hopkins presionó para mejorar el papel, mientras que Jack Benny empezó a hacer campaña a favor de Lombard.
- Lubitsch era un buen amigo de Carole Lombard, pero por diversas circunstancias nunca la había llamado para protagonizar una de sus películas. Ella le llegó a sugerir un proyecto llamado "Love for breakfast", pero no convenció al director alemán.
- En el libro "Ernst Lubitsch: risas en el paraíso", Scott Eyman explica que Lombard, desesperada por trabajar con Lubitsch, se le acercó y le propuso un trato: "Si la película resulta una mierda, puedes acostarte conmigo". Al ver la sonrisa del director, siempre con su puro en la boca, ella añadió: "Y si es un éxito, te meteré esa cosa negra por el culo".
- La actriz estaba tan entusiasmada con el rodaje, con Lubitsch y con sus compañeros (a Robert Stack lo conocía desde que era un niño), que cuando no tenía que trabajar en ninguna escena acudía igualmente desde su rancho del valle de San Fernando para observar.
- Cuentan que a Clark Gable no le hizo mucha gracia ni el guión ni Lubitsch. El matrimonio no atravesaba, según los rumores, por su mejor momento.
- A la United Artists le pareció demasiado intelectual el título original, sacado del monólogo del "Hamlet" de William Shakespeare, y propuso cambiarlo. La reacción conjunta de Lombard y Benny, a través de sendos telegramas, fue tan contundente que se olvidaron del asunto.
- La película no funcionó en absoluto en taquilla. Tampoco los críticos supieron apreciarla en su momento. Hubo quien atacó a Lubitsch "por reírse del sufrimiento de los polacos". Para algunos, la trágica muerte de Lombard fue un aviso premonitorio de su fracaso.