Jonathan Shields posee el alma del actor, ese espíritu agresivo, apasionado y atormentado que exhibió en "El gran carnaval", "El ídolo de barro" o "El loco del pelo rojo". La diferencia es que en "Cautivos del mal" (por cierto, notable aunque incomprensible título en castellano), el legendario actor combina la pasión y el tormento con matices graduales que van del entusiasmo a la amargura hasta convertir a Shields en un tipo absolutamente fascinante.
Con Fred Amiel (Barry Sullivan) se muestra enérgico, tiránico, encantador, comprensivo, traidor. A Georgia (Lana Turner) la trata con dureza y dulzura, con comprensión y odio. Y con Jimmy Lee (Dick Powell) utiliza primero la cortesía y la zalamería para pasar luego al engaño y a la falsa amistad. Jonathan Shields es un personaje completo y complejo porque Douglas lo moldea a la perfección.
La película se divide en tres historias, cada una de ellas sobre las relaciones con los otros tres personajes principales. Su primera aparición en la película resulta impactante: vemos una figura solemne que asiste al funeral de su padre; cuando escucha un comentario desafortunado del hombre que tiene al lado, su mirada se vuelve más severa. De aquel incidente surge su amistad con Fred.
Apoyado en esta relación, Shields comienza a construir su ambición hasta llegar a ser el productor de cine que soñaba ser. Cuando llega el momento, no duda en traicionar la amistad de su novato director, a quien le roba una buena idea para dársela a un director mucho más experto.
Douglas combina la dureza con la dulzura en su trato con Georgia Lorrison, una guapa actriz que vive traumatizada por el recuerdo de la arrolladora y dominante personalidad de su padre. Shields trabaja al máximo para rescatarla de esa obsesión y darle una personalidad propia, a la vez que él mismo se convierte en el nuevo modelo fascinante y tiránico para la actriz. Para conseguir sus propósitos, Shields utiliza todos los métodos, incluido el romance con ella. "No necesito una esposa, necesito una estrella", le advierte en una ocasión. La manera tan explosiva que emplea para romper esa relación constituye una de las escenas antológicas de la historia del cine.
"¡Borra esa expresión de tu cara! ¿Quién eres tú para meterte en mi interior, volverme del revés y decidir cómo he de ser?", le grita en su mansión cuando ella descubre que está con una actriz.
James Lee Bartlow es un novelista del Sur. Imperturbable, sosegado e indiferente, siempre con su pipa entre los labios, sólo cederá a la tentación del cine por la insistencia de su joven esposa, Rosemary, que se deja seducir por los encantos del glamour de Hollywood. Shields tiene que desplegar todos sus recursos para ganarse la confianza y el respeto del escritor y, sobre todo, para que su mujercita deje de molestarle continuamente. El productor convencerá al galán Victor Ribera, "Gaucho", para que entretenga a su esposa y así el marido pueda trabaja en paz. Galán y esposa fallecen en un accidente aéreo, un suceso que unirá más a Shields y Bartlow, hasta que éste descubre que fue el productor quien condujo a Rosemary a los brazos de "Gaucho".
Vincente Minnelli, director de "Cautivos del mal", se fijó en las dominantes figuras de los productores David O'Selznick y Val Lewton (artífice de buena parte de las películas de terror de la RKO en los años 40) para dibujar el personaje de Jonathan Shields. Por si fuera poco, la película "La mujer pantera", dirigida por Jacques Tourneur y producida por Lewton, sirve de modelo para el primer film de Shields y Amiel, "La maldición de los hombres pantera".Que no le dieran el Oscar a Kirk Douglas me parece anecdótico, porque ahí estaban dos pesos pesados como Gary Cooper ("Solo ante el peligro") y Marlon Brando ("¡Viva Zapata!"). Ni siquiera el propio actor se esperaba la nominación, como confesó en su autobiografía "El hijo del trapero". Pero puestos a elegir entre los tres, yo me quedo para siempre con Jonathan Shields.
Kirk, a punto de explotar ante el acoso de Lana. |
Prometo hacer algún aporte. Tengo algo de material sobre cine.
ResponderEliminarGracias, María. Cualquier ayuda será bienvenida.
ResponderEliminarSaludos