domingo, 24 de octubre de 2010

Victoria Grant (Julie Andrews, Víctor o Victoria)

"Seas lo que seas, me gustas".
King Marchand: No me importa que seas un hombre.
Victoria: No lo soy, no soy un hombre.
K.M.: Seas lo que seas, me gustas.


Julie Andrews tenía 47 años cuando interpretó el que, a mi juicio, es el mejor papel de su carrera, con todos los respetos a la María de "Sonrisas y lágrimas", a la adorable Millie de "Millie, una chica moderna" e incluso a la severa (y extrañamente antipática) Mary Poppins, de la película del mismo título. Victoria Grant es una mujer auténtica que se disfraza de hombre que aparenta ser mujer. Es tan maravillosa como la película que concibió Blake Edwards a partir -todo hay que decirlo- de un film alemán de 1933 con el mismo título y similar temática.
Siempre me ha parecido que "Víctor o Victoria" ("Victor Victoria", 1982) es uno de los últimos clásicos del cine. Quizá porque es heredera de la época dorada de Hollywood, tanto en estilo narrativo y lenguaje como en calidad de los personajes, escenografía o gusto musical. O tal vez porque la distinción de "clásica" depende de ese momento cinematográfico único que tenemos cada generación, en el que engullimos película tras película con entusiasmo, ávidos de aprender a amar el cine.
Victoria Grant puede ser un personaje del cine clásico, pero su forma de pensar y de actuar está más cerca de nuestra época que la del París de 1934 en que se encuentra. Por convicción, y también porque no se puede permitir el lujo de tener prejuicios, nunca critica ni condena la conducta y la moralidad de los demás. Acepta a Toddy (Robert Preston) como un gran amigo sin preocuparle su condición sexual; se enamora de King Marchand (James Garner) sin preguntas sobre su peligrosa actividad; asume que en su sociedad existen parásitos de clase alta, caseros dispuestos a abusar de ella o dueños de clubes nocturnos hipócritas.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Quieres saber si soy homosexual.
- No, quiero saber si eres hipocondriaco.
Ella no es más que una desafortunada soprano que se muere de hambre. Al principio de la película se desmaya en la calle al contemplar a un hombre gordo engullir un pastel; cuando se enfrenta con su casero, pasa los dedos por su servilleta, que lleva restos de espaguetti; a punto de vender su virtud por un plato de comida, finalmente decide darse un banquete en un restaurante. Guarda en su bolso una cucaracha para soltarla dentro de la ensalada, truco que ha ideado para no pagar la cuenta. Toddy le ayuda e inician juntos una gran relación de cariñosa amistad.

Victoria, a punto de desmayarse de hambre.

En el momento en que se olvida de su penosa situación económica, Victoria es alegre, decidida, dulce y comprensiva. Sabe escuchar los problemas de los demás y a la vez se muestra resuelta y valiente: cuando Richard, el amante de Toddy, acude al piso de éste para chulearle de nuevo, ella le suelta un puñetazo y lo expulsa del edificio a patadas. De esa actitud nace la idea de convertir a Victoria en un transformista, el conde polaco Víctor Granzinsky, y llevarlo a las mejores salas de París.
Victoria se deja convencer a regañadientes y cuando André Cassell (John Rhys-Davies) la contrata, inicia un curso acelerado de cómo ser un hombre. Su prueba de fuego será el número musical "Le jazz hot", una joya de Henry Mancini y Leslie Bricusse que provoca una sonrisa de admiración en King Marchand y que a nosotros nos deja boquiabiertos. Julie Andrews está bellísima y su voz nos cautiva.



La química entre la actriz y James Garner funciona desde el primer momento. Hay que advertir que ambos ya habían trabajado juntos en "La americanización de Emily" (1964, Arthur Hiller) y que en la vida real son grandes amigos. King Marchand observa a Víctor de arriba abajo, choca su mano con fuerza para calcular su masculinidad y le mira a los ojos para tratar de escudriñar algún rasgo femenino que confirme sus sospechas.

- Si fueras un hombre te partiría la cara.
- Para probar que es un hombre.
- Ese es un razonamiento de mujer.

Victoria está triunfando como transformista (el divertido número de "The shady dame from Seville" es otro prodigio de la película) y ahora se aloja en una lujosa suite de un hotel. Ante Toddy se muestra como es en realidad, sin convencionalismos: una mujer sincera, que necesita el cariño y el sexo y que se ha fijado en ese apuesto y elegante amigo de gángsters que es King Marchand. Éste, herido en su orgullo al haberse obsesionado por un travestí, sigue empeñado en que Víctor tiene que ser una mujer.

Víctor se dispone a demostrarle a King cómo se fuma un buen puro.

Tras escapar de una pelea en una sala nocturna, él no puede más y besa a Víctor. "Seas lo que seas, me gustas". La escena es insuperable: a un tipo duro y seguro de sí mismo ya no le importa en absoluto si ella es hombre o mujer; le gusta, sin más. La frase dice mucho de la naturalidad, el respeto y el cariño con que Blake Edwards aborda la homosexualidad en esta película.
La relación amorosa que inician es problemática. Ella no quiere renunciar a ser Víctor porque se ha convertido en una estrella; además, encuentra fascinante ser hombre, se siente "emancipada" y quiere vivir al día. De alguna manera, su forma de pensar ya es masculina, aunque su conducta sea femenina: por ejemplo, en el boxeo tiene que vomitar al ver tanta sangre a su alrededor, mientras que en la ópera se echa a llorar desconsoladamente con "Madame Butterfly".
Él, sin embargo, tiene prejuicios porque la gente creerá que es homosexual. Si les apetece bailar deben ir a un local gay, algo que King Marchand ya no soporta: nada más salir a la calle, coge un taxi y se va a un bar de los suburbios en busca de pelea. Necesita reafirmarse como hombre.
Victoria Grant entiende que ha llegado el momento de elegir y opta por mostrarse como mujer. Cuando acorrala en la habitación del hotel a Norma (Leslie Ann Warren), la antigua novia de King, empieza a desnudarse con la actitud y la mirada desafiantes de un hombre: el grito de Norma al descubrir la verdad acaba con la amenaza de los gángsters que han ido a buscarle.
El hermoso y revelador final parece un homenaje a todos los personajes de la película. Toddy se convierte en Víctor y nos hace reír de verdad. Victoria sorprende a su novio vestida de mujer, radiante, espléndida y feliz. Y cuando sus labios siguen parte de la canción que interpreta Toddy, nos provoca un ramalazo de emoción. ¡Qué gran película!

Los personajes
Los grandes directores nunca descuidan a los personajes de sus películas. Blake Edwards, director, productor y guionista de "Víctor o Victoria", se esmeró en los detalles de todos los protagonistas, de manera que cada uno de ellos es fundamental en la trama. Robert Preston (Toddy), Leslie Ann Warren (Norma), Alex Karras (Squash, el guardaespaldas de King) y, por supuesto, James Garner están inconmensurables. No son bocetos, son cuadros perfectos.
La película, además, gana muchos enteros con los protagonistas secundarios. De todos ellos, me quedo con el camarero (Graham Stark) sarcástico y divertido que es víctima del truco de la cucaracha. Acabará trabajando en los locales por donde se mueven Victoria y Toddy, por lo que se pasa toda la película tratando de recordar dónde ha visto esas caras.

2 comentarios:

  1. Tal vez su mejor papel. Ahí va un texto de esta actriz:

    http://lashuellasdelabestia.blogspot.com.es/2012/05/un-oscar-supercalifragilisticoespialido.html

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    1. Me encanta este papel y adoro a esta actriz. Y gracias por pasar ese texto sobre My fair lady y Mary Poppins. Muy interesante el diálogo entre Rex Harrison y Julie Andrews.

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