“Hablas demasiado. Piensas demasiado. Además, tú no mataste a Liberty Valance” (Tom Doniphon a Ransom Stoddard)
"Además, tú no mataste a Liberty Valance. Haz memoria". |
Mientras el cine exploraba nuevas vías narrativas, interpretativas y tecnológicas en 1962, John Ford decidía recuperar ese año las raíces esenciales del cine clásico con un western en blanco y negro, sobrio y teatral, y un plantel nostálgico que encabezaban dos ilustres veteranos de la pantalla. “El hombre que mató a Liberty Valance” (“The man who shot Liberty Valance”) es, como definió Joseph McBride en su libro “Tras la pista de John Ford”, un espléndido final de la frontera, de la frontera del cine de Ford y del western.
Con esta película, Ford le regaló a John Wayne el que posiblemente sea el personaje más complejo, dramático y sublime de su carrera. Tom Doniphon es, como Liberty Valance (Lee Marvin) y sus secuaces, un hombre del Viejo Oeste que aún se rige por los códigos habituales: las armas, el caballo, las fronteras, el ganado, las incontrolables borracheras, una discusión que acabe a puñetazos... La llegada del abogado Ransom Stoddard (James Stewart) anticipa la imparable civilización (leyes, política, cultura, ferrocarril y una visión más amplia del mundo) para la que este héroe sombrío no va a estar preparado.
La calidad interpretativa de John Wayne se sigue discutiendo hoy en día. Son tantos los prejuicios que se han creado en torno a esta figura esencial del cine que resulta pesado rebatirlos. Sin embargo, bastaría con echar un vistazo a la larga lista de obras maestras en las que ha participado (la mayoría firmadas por John Ford y Howard Hawks) para darse cuenta de que la mediocridad no fue precisamente el defecto de este espléndido actor. Y es que “El Duque” será siempre para determinados estudiosos del cine como uno de esos delanteros de fútbol que siempre son cuestionados aunque metan treinta goles por temporada (que Diego Milito, por cierto, no haya sido nominado para el Balón de Oro de 2010 me viene al pelo en esta comparación).
Wayne poseía un enorme instinto para captar la esencia de los personajes. Ford le pidió que interpretara a Doniphon “con ambigüedad” y, sin entender muy bien a qué se refería, bordó el papel como ya había hecho en “Centauros del desierto” con su magistral Ethan Edwards; a éste le mueve la venganza y el odio, mientras que el hombre que disparó a Valance actúa por amor, respeto y generosidad.
El film arranca varios años después de la acción principal, cuando el senador Stoddard y su esposa acuden a la pequeña localidad de Shinbone para asistir a un funeral. El difunto es alguien muy especial para ambos, pero no lo conocen los periodistas que están sorprendidos por la presencia del político en la ciudad. Un largo flash-back nos explicará la historia de aquel hombre llamado Tom Doniphon.
Esencialmente, se trata de un tipo honesto, enérgico y con un sarcástico sentido del humor. Su objetivo en la vida es casarse con Hallie (Vera Miles) y desde hace tiempo está construyendo una casa para ambos. Le acompaña siempre su fiel Pompey (Woody Strode), ayudante, guardaespaldas y chico para todo. Al ser negro no se le permite beber whisky en ningún local; sin duda, habrá sacado a Tom de muchos apuros. Doniphon comercia con ganado, aunque intuimos que tiene o ha tenido ocupaciones más vinculadas con el revólver.
Él no es estrictamente el héroe de la película. No tiene ninguna intención de eliminar a ese matón peligroso, atracador y asesino que es Liberty Valance. Puede vivir sin preocuparse de él, como si fuera una serpiente de cascabel en el camino. Seguramente, alguna vez habrán tenido algún roce, pero no de la suficiente gravedad como para pegarle un tiro. Tampoco es consciente de que haría un gran servicio a la sociedad si le matara. El más valiente de la historia, en realidad, es el frágil y asustadizo abogado que se ha visto obligado a detenerse en Shinbone para meter en la cárcel a Liberty. A ojos de los demás, esa sí que es una auténtica acción de coraje y agallas. Inútil, por la naturaleza del matón, pero valiente al fin y al cabo.
El film arranca varios años después de la acción principal, cuando el senador Stoddard y su esposa acuden a la pequeña localidad de Shinbone para asistir a un funeral. El difunto es alguien muy especial para ambos, pero no lo conocen los periodistas que están sorprendidos por la presencia del político en la ciudad. Un largo flash-back nos explicará la historia de aquel hombre llamado Tom Doniphon.
Esencialmente, se trata de un tipo honesto, enérgico y con un sarcástico sentido del humor. Su objetivo en la vida es casarse con Hallie (Vera Miles) y desde hace tiempo está construyendo una casa para ambos. Le acompaña siempre su fiel Pompey (Woody Strode), ayudante, guardaespaldas y chico para todo. Al ser negro no se le permite beber whisky en ningún local; sin duda, habrá sacado a Tom de muchos apuros. Doniphon comercia con ganado, aunque intuimos que tiene o ha tenido ocupaciones más vinculadas con el revólver.
Él no es estrictamente el héroe de la película. No tiene ninguna intención de eliminar a ese matón peligroso, atracador y asesino que es Liberty Valance. Puede vivir sin preocuparse de él, como si fuera una serpiente de cascabel en el camino. Seguramente, alguna vez habrán tenido algún roce, pero no de la suficiente gravedad como para pegarle un tiro. Tampoco es consciente de que haría un gran servicio a la sociedad si le matara. El más valiente de la historia, en realidad, es el frágil y asustadizo abogado que se ha visto obligado a detenerse en Shinbone para meter en la cárcel a Liberty. A ojos de los demás, esa sí que es una auténtica acción de coraje y agallas. Inútil, por la naturaleza del matón, pero valiente al fin y al cabo.
Tom es tremendamente generoso con Stoddard. Le ha salvado la vida tras la paliza que le ha propinado Valance, le ha conseguido comida y alojamiento, le enseña a disparar, le protege y, sobre todo, renuncia a Hallie para que ella progrese en la vida al lado del abogado. Incluso le animará a proseguir con su carrera política en el momento de mayor abatimiento: “Hallie es tu chica ahora. Vuelve ahí dentro y acepta la nominación. Le enseñaste a leer y a escribir; ¡ahora dale algo sobre lo que leer y sobre lo que escribir!”.
Tom le enseña a Ransom cuál es la ley del Oeste. |
Tom renuncia a la felicidad para hacer feliz a la mujer que ama cuando advierte que ella admira a Stoddard. Podría actuar según su código y tal vez matar a ese tipo o permitir que lo haga Liberty Valance, pero su conciencia le conduce al drama de la soledad porque entiende que no puede competir. Para decirlo de una manera poética, mientras Ransom le explica a Hallie qué bellas son las rosas, Tom sólo puede ofrecerle una flor de cactus. Curiosamente, es lo primero que busca ella cuando acuden a su funeral, lo que demuestra, amargamente, que en realidad amaba a Doniphon y hubiese sido más feliz a su lado.
El personaje acaricia la tragedia cuando, tambaleándose borracho, se dirige a la casa que estaba construyendo para Hallie y le prende fuego. Cae al suelo, resignado a morir, y sólo la intervención de su fiel Pompey impide el fatal desenlace. Pese a esta (soberbia y auténtica) escena, Doniphon es un hombre de enorme fortaleza física y mental, amable e incluso divertido, con una fuerte carga irónica cuando habla. La respuesta que le da al periodista Dutton Peabody (Edmond O’Brien) cuando éste no quiere ser elegido compromisario político, es un ejemplo:
- Peabody: ¡Gente de Shinbone! Yo... yo... yo soy vuestra conciencia, yo soy la voz que truena en la noche, soy vuestro perro guardián que os protege de los lobos. Yo... yo soy vuestro padre confesor, yo... ¿qué más soy yo?
- Doniphon: ¿El borracho de la ciudad?
La mirada de John Wayne dice a menudo mucho más que sus palabras. Cuando Valance le pone la zancadilla al “lavaplatos” (Stoddard) y provoca que un bistec caiga al suelo, Tom se levanta de su mesa y se enfrenta al asesino. “¡Ese es mi bistec, Valance! ¡Recógelo!”, le ordena mientras sus manos se preparan para disparar. Ni siquiera el despiadado Liberty es capaz de hacerle frente cuando la ira asoma a sus ojos.
- ¿Estás buscando problemas, Tom?
- ¿Me vas a ayudar a encontrarlos?
Lo más paradójico en las actitudes de Stoddard y Doniphon es que, para conseguir sus propósitos, ambos tendrán que actuar al margen de sus convicciones: el abogado empuña un revólver para imponer la ley, mientras que Tom, además de ayudarle a consolidar la civilización que le va a marginar, oculta a todos que él fue quien mató al temido delincuente. Sin duda, un enorme sacrificio para alguien que presume de ser el más rápido al sur del Picketwire.
Liberty, con Ransom y Tom. A la izquierda, un joven Lee van Cleef. |
El paso del tiempo ha sido espléndido con "El hombre que mató a Liberty Valance". Hoy en día es un referente básico en la historia del cine y una lección más del maestro sobre cómo se narra una historia para que resulte conmovedora, divertida y entrañable sin perder su grandeza épica. El hombre que hacía westerns, como modestamente se presentó en una famosa reunión del Sindicato de Directores, resumió todo su legado en un film que lanza una mirada amarga sobre la nueva América, la que estaba a punto de civilizar al Viejo Oeste. Tom Doniphon era consciente de ese mensaje; me pregunto si John Wayne lo entendió también o sólo lo intuía.
Curiosidades
Curiosidades
- Pese a que John Wayne había alcanzado un nivel superior de estrella en Hollywood, jamás rechazó una película de John Ford, a quien consideraba como su segundo padre. En 1961 tuvo que retrasar o paralizar otros proyectos para no desairar a su gran amigo y participar en el rodaje.
- Wayne no se sintió cómodo con el papel. Pensaba erróneamente que el protagonista era James Stewart. “Ford había escogido a Jimmy para el papel de héroe. Tenía a Andy Devine para el humor inteligente. Y a Lee Marvin como el llamativo villano, y, mierda, yo sólo me paseaba por la película” (del libro “Tras la pista de John Ford”, de Joseph McBride).
- El director, que habitualmente solía meterse con Wayne, en esta ocasión se mostró demasiado grosero con el actor durante el rodaje. Tensó tanto la cuerda que la estrella estuvo realmente enojado con Ford, sobre todo cuando se burló de que no había participado en la Segunda Guerra Mundial, algo que ofendía especialmente a Wayne.
- La película está basada en un relato corto de Dorothy Johnson, una escritora muy aficionada a las historias del Viejo Oeste. John Ford le añadió unos cuantos personajes secundarios y alteró de forma notable algunas situaciones. Entre ellas, el inicio del film, en el que el senador Stoddard revela al director del periódico toda la verdad.
- De John Ford es también ese espléndido añadido poético que pronuncia el director del periódico: “Cuando la leyenda se convierte en realidad, se imprime la leyenda”.
- “El hombre que mató a Liberty Valance” está considerada hoy en día como una de las diez mejores películas de la historia del cine, según encuestas del American Film Institute y otros prestigiosos organismos cinematográficos. Es, a su vez, uno de los títulos más emblemáticos entre los aficionados.
Excelente reseña, compa Kaplan, y no menos excelente reivindicación de dos figuras básicas en la historia del cine, como son Wayne y Ford, más allá de lo que a cada cual le puedan gustar a título personal (Wayne, por ejemplo, no se cuenta entre mis intérpretes favoritos, aunque creo que es bastante mejor de lo que el tópico difunde...). Un abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarGracias Manuel. Yo he sido siempre de Cary Grant y Kirk Douglas, pero ves Liberty Valance, Centauros o El hombre tranquilo y piensas que Wayne no puede ser tan malo como decían. Las que me parecen muy flojas son las últimas que hizo, que parecía más una parodia de sí mismo.
ResponderEliminarUn abrazo, que disfrutes.
Decir que las ultimas peliculas de John Wayne son como paradia es lo mas estupido que escuche en mi vida , çJohn Wayne ha sido unos de los mejores actores de la historia de cine ,pese a quien le pese....Era un actor que solo su presencia hacia de una pelicula algo especial,fue capaz de crear un personaje inigualable toda una estrella con mayuscula....solo fue castigado por sus ideas politicas
ResponderEliminarAnónimo, respeta las opiniones aunque no te gusten, porque la falta de educación y la intolerancia sí son rasgos de estupidez. Si a ti no te parece que sus personajes en El rifle y la biblia, Brannigan, McQ o Los cowboys son paródicos del gran John Wayne, me parece perfecto, pero discute tus razones, no me sueltes sólo lo bueno que era: ya sé lo bueno que era, seguramente desde muchos años antes de que tú nacieras.
EliminarSaludos