sábado, 13 de noviembre de 2010

Rufus T. Firefly

(Groucho Marx, "Sopa de ganso")

Rufus T. Firefly piensa, Freedonia tiembla.

Fiscal: ¡Ah, protesta! ¿En qué se basa?
Chicolini: No se me ocurre otra cosa que decir.
Firefly: ¡Se admite la protesta!
Fiscal: ¡Excelencia! ¿Admite la protesta?
Firefly: Desde luego, tampoco se me ocurre otra cosa que decir. ¿Por qué no protestas tú también?

Quienes crecimos viendo por la tele las películas de los Hermanos Marx, en más de una ocasión empezábamos sentados muy modosos en el sofá y acabábamos tirados por la alfombra encanados de risa. Mi primer recuerdo cinematográfico no es ni “Bambi” ni “Mary Poppins” sino “Sopa de ganso” (“Duck soup”, 1933), de Leo McCarey, y, en concreto, la surrealista escena del sidecar que arranca solo con Harpo y deja a Groucho clavado en la moto. Cuando eres un crío, ese tipo de humor resulta por sí solo todo un descubrimiento asombroso.
Rufus T. Firefly, el disparatado, caótico, insensato y grosero presidente de Freedonia, país imaginario donde habitan los protagonistas de la película, es pues un personaje que nos resulta muy familiar. Y aunque no soy un experto en pensamiento marxista (compendio de frases y actitudes de esos hermanos que ha enriquecido sobre todo la cultura internáutica), sí me declaro un apasionado de los estrafalarios personajes que han encarnado Harpo, Chico y, sobre todo, Groucho Marx.
"Sea lo que sea, estoy en contra", decía Wagstaff en "Plumas de caballo". Esa declaración de intenciones resume a la perfección el carácter de la mayoría de los personajes interpretados por Groucho hasta 1934, y Firefly no es ninguna excepción: es tan deliciosamente contradictorio que está en contra de la guerra y de la paz, de la corrupción y de la honestidad, de la libertad y de la tiranía, de la decencia y de la inmoralidad; arremete contra el embajador Trentino (Louis Calhern), ridiculiza a Gloria Teasdale (Margaret Dumont), se enfada y se reconcilia con Pinky (Harpo) y Chicolini (Chico), desprecia a su secretario, Bob Roland (Zeppo Marx), y se burla de ministros, fiscales, soldados, bellas secretarias, ayudantes y de todo aquello que represente el orden y la autoridad... aunque él mismo sea la máxima autoridad, el presidente de la República.

"Si pensáis que este país está mal, esperad a que acabe con él"

La aparición de Groucho en la pantalla es soberbia: mientras su secretario Bob y la adinerada señora Teasdale cantan sus excelentes virtudes en la fiesta de recepción, él está durmiendo con el traje puesto debajo del camisón, con un ridículo gorro y un puro en la boca, que parece un apéndice más de su cabeza; suena un timbre de alarma, en vez del despertador, y, sin perder el tiempo en lavarse y peinarse, en dos segundos ya está bajando por una barra de salidas de emergencia como la que utilizan los bomberos; en lugar de presentarse con la formalidad que requiere su cargo, se sitúa al lado de los guardias y levanta su puro como si fuera una espada al aire en señal de bienvenida en su honor. Cuando la buena mujer se acerca para saludarle con exagerada gravedad y solemnidad, Firefly le deja bien claro lo absurdo que va a ser todo: "Déjese de tonterías y coja una carta", le corta en seco con una baraja en la mano.

La señora Teasdale, encantada. 
Ese primer encuentro en la película entre Groucho y Margaret Dumont está repleto de citas y diálogos que han pasado a la historia gracias a la verborrea inagotable del cómico. De todos ellos, el que se ha convertido en una especie de tarjeta de presentación del actor, en todo un símbolo de su ingenio a través del tiempo, es el siguiente:

- ¿Se casaría conmigo? ¿Le dejó mucho dinero su marido? Conteste primero a lo segundo.
- ¡Me dejó toda su fortuna!
- ¿No entiende lo que trato de decirle? ¡La amo!

Después de insultar convenientemente a Trentino, embajador del país rival, Sylvania, Firefly expone cantando cómo será su administración: prohibirá silbar y mascar chicle, permitirá el adulterio, elevará los impuestos, fusilará a quien acepte sobornos y no le entregue a él su parte... Si esa declaración de intenciones parece absurda, no hay más que verlo cuando preside su primera reunión de ministros: primero juega con una pelota mientras su gabinete espera a que diga algo importante; luego rechazará todas las sensatas sugerencias que le plantean. Cuando le entregan un informe complicado, le molesta que cuestionen su capacidad. "Claro que lo entiendo, incluso un niño de cuatro años podría entenderlo", le replica al ministro... y a continuación se dirige en voz baja a su secretario: "Que me traigan a un niño de cuatro años. ¡No entiendo nada!".
La escena recuerda mucho a la del rector de la Universidad de Huxley, Wagstaff, en "Plumas de caballo", cuando desquicia a todo el consejo de profesores con sus absurdas decisiones. En "Sopa de ganso", lo que más le preocupa al presidente de la República es dónde está ese almuerzo que había envuelto en unos papeles... y el hecho de que esos papeles sean secretos de Estado poco importa.
Firefly resulta desconcertante porque nadie espera que la máxima autoridad se burle de la autoridad. Pero él es alguien que ha venido de la nada. La pomposa señora Teasdale lo eligió presidente no por su carrera política ni por sus dotes de mando, sino por capricho. No sabemos ni desde cuándo se conocen ni a cuento de qué, pero esa absurda manera con la que Groucho y la Dumont han construido su relación a través de las películas es clásica: en casi todos los filmes hubo un pasado quizá amistoso, quizá amoroso, pero ignoramos los detalles.
El personaje de Groucho sólo se ve desbordado en presencia de Chicolini y Pinky, dos tipos imprevisibles y disparatados que carecen de sentido común. A su lado, Firefly parece hasta razonable. Cuando suena el teléfono en el despacho del presidente, Chicolini lo coge con total confianza y responde que Firefly no está; cuando vuelve a sonar, ambos se lanzan a por él, pero llega antes Pinky para responder; aunque no habla, tiene un arsenal de bocinas de diferentes tonos para comunicarse. Alguien pregunta por Firefly y Pinky responde que no está; luego le informa que la llamada era para él. "Bien, no sabría qué hacer sin teléfono".

Firefly decide montarse esta vez en la moto, pero...

Como vanidoso, soberbio y caprichoso que es (entre otras muchos defectos que en esta comedia acaban siendo cualidades), Groucho decide pasar a la acción contra Trentino, que con la ayuda de la traidora Vera Marcal (Raquel Torres) aspira a casarse con la señora Teasdale para apoderarse de Freedonia. El plan que le ha sugerido su secretario es que le insulte para provocarle, una propuesta que le agrada enormemente. Firefly hace todo lo posible para ofenderle, aunque será él quien se sienta insultado cuando el embajador le llama "advenedizo", calificativo que seguramente ni entiende pero le suena mal. La guerra entre ambos países parece inminente, pero Gloria Teasdale hace un nuevo intento y los vuelve a reunir para que hagan las paces. Rufus T. se calma e incluso bromea con el insulto que le ha dirigido, del que ya no se acuerda. "¿Advenedizo?", le pregunta riéndose Trentino; Firefly reacciona indignado y vuelve a cruzarle la cara con un guante. El gag es muy divertido, pero aún resulta más hilarante la última tentativa para impedir la guerra. Gloria le pedirá que le estreche la mano y él accede, aunque de repente empieza a sospechar que, a lo mejor, cuando le extienda la mano la rechazará y le dejará en ridículo.
"Y estoy seguro de que él aceptará gustoso este gesto... Pero supongamos que no lo hace. ¡Menuda situación! ¡Yo le ofrezco mi mano y él se niega a aceptarla! Eso dañará mi prestigio. ¡Yo, la cabeza visible de un país, ofendido por un embajador extranjero! ¿Quién se cree que es? ¿Acaso piensa que puede venir aquí y darme un desplante delante de mi pueblo? ¡Yo le extiendo mi mano y esa hiena se niega a aceptarla! ¿Por qué? ¡Cochino, canalla, embustero! ¡Jamás se saldrá con la suya!". Cuando llega Trentino, sonriente y dispuesto a hacer las paces, Firefly lo recibe con una bofetada y le declara la guerra.

Firefly, ofendido, con Teadsdale, Trentino y Vera Marcal.

Con Groucho y Harpo, el gag del espejo roto, que otros cómicos como Charles Chaplin y Max Linder ya pusieron en práctica muchos años atrás, constituye uno de los mejores momentos de la historia del cine. Es tan surrealista como la escena del juicio a Chicolini, en la que Firefly, que se supone víctima, se pone de parte del acusado por alta traición. "Señores, puede que Chicolini hable como un idiota y parezca un idiota, pero no se engañen: es un idiota".
El desenlace de "Sopa de ganso" es toda una lección de humor absurdo en estado puro. Firefly, como jefe de las Fuerzas Armadas de Freedonia, lleva uniformes de diferentes épocas y ejércitos; cuando se pone a disparar lo hace contra sus propios soldados; pide ayuda por teléfono a otros países y de paso les solicita mujeres; ordena comprar trincheras porque no hay tiempo para cavarlas; a su secretario de Guerra (sorprendentemente, el traidor Chicolini) le pregunta por qué ha vuelto si se había pasado al enemigo: "Aquí se come mejor", le replica. Para animar a la tropa les recuerda que "estáis luchando por el honor de esta mujer, algo que ella no ha hecho jamás", en referencia a la señora Teasdale.
Pese a todo, el irresponsable Firefly se mueve con soltura en el caos que ha provocado y gana la guerra. Para celebrarlo, Gloria entona el sagrado himno de Freedonia y todos le lanzan tomates. Es el final irreverente y descarado que necesitaba la película.

Firefly lleva uniformes de diferentes ejércitos y épocas en la batalla.


Curiosidades
- El personaje de Groucho nace del guión de una serie radiofónica emitida por la NBC entre noviembre de 1932 y mayo del siguiente año, llamada "Flywheel, Shyster y Flywheel". Muchos de los absurdos diálogos de la película, también los de Chicolini, aparecieron ya en ese programa.
- Firefly es heredero directo de Quincy Adams Wagstaff ("Plumas de caballo") y Jeffrey T. Spaulding ("Animal crackers"), irreverentes y destructivos personajes que surgieron del vodevil, de numerosas pruebas teatrales, de programas radiofónicos, y que, sobre todo, no llegaron a pasar por el filtro doméstico de la Metro Goldwyn Mayer. Entre el Rufus T. Firefly de "Sopa de ganso" y el Otis B. Driftwood de "Una noche en la ópera" existen significativas diferencias pese a que sólo transcurrieron dos años: de la Paramount a la MGM, de un código liberal al código Hays de censura, del excesivo y temperamental productor Herman J. Mankiewicz al todopoderoso Irving Thalberg, de los guionistas Bert Kalmar y Harry Ruby a una nómina de seis escritores y fabricantes de gags (incluido Buster Keaton sin acreditar)... en fin, del caos anárquico al caos controlado y edulcorado.
- Aunque "Duck soup" se ha traducido siempre al castellano de forma literal, "Sopa de ganso", en realidad es una expresión norteamericana que viene a significar "muy fácil". En castellano sería similar a "pan comido".
- Leo McCarey se resistió todo lo que pudo al encargo de dirigir la película porque sabía que el rodaje con los cuatro hermanos iba a ser una pesadilla. Aunque llegó a reconocer que resultó una experiencia muy divertida, se desquiciaba a menudo porque siempre le faltaba al menos uno de ellos para rodar las escenas.
- La famosa y desternillante escena del espejo roto no era exactamente una idea original. Antes de los Marx ya la habían rodado Charles Chaplin y Max Linder casi veinte años atrás.
- "Sopa de ganso" es la película que devuelve la alegría de vivir a Cliff Stern ("Delitos y faltas"), interpretado por Woody Allen, gran admirador de los Hermanos Marx.
- La vertiginosa verborrea de Groucho Marx tiene su origen en la inseguridad del cómico en sus inicios. En sus memorias explica que cuando se enfrentó al público por primera vez tuvo miedo de que nadie entendiera sus chistes y decidió soltarlos rápidamente, encadenados. Ese mecanismo de defensa contra el fracaso se convirtió en uno de sus mejores recursos cómicos.
- Aunque la película no alcanzó el éxito de crítica y público que había conquistado la anterior, "Plumas de caballo", hoy en día no sólo está calificada por muchos expertos como la obra cumbre y más fresca de los Hermanos Marx (discutible en todo caso), sino que se considera un alegato antibelicista, producido cuando el fascismo empezaba a amenazar seriamente al mundo entero.




2 comentarios:

  1. La escena del espejo es de las mejores escenas cómicas del cine de todos los tiempos.

    Menudos fieras...son y siempre serán los "putos amos" de la comedia.

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  2. Estamos de acuerdo en todo, IsraHell. No recuerdo haberme reído tanto en mi vida (excepto leyendo a Mortadelo y Filemón)que con ellos. Un abrazo y gracias por visitarme.

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