domingo, 12 de diciembre de 2010

Deanie Loomis

(Natalie Wood, "Esplendor en la hierba")

Deanie sueña con Bud. 

La misteriosa muerte de Natalie Wood acabó convirtiendo su vida en un atractivo enigma. Desde que se ahogó en 1981 han surgido muchos amantes ocultos, testimonios sobre su frenética afición a las drogas, al alcohol y al sexo y revelaciones acerca de sus desequilibrios emocionales. En su autobiografía "Mi vida", Elia Kazan la define como una joven inquieta, de "apetitos no satisfechos" y "una de esas chicas malas de la high school que tienen aspecto de niñas buenas". Gracias a esa impresión, que parece un calco de su personaje en "Rebelde sin causa" (1955), protagonizó el espléndido papel de Deanie Loomis en "Esplendor en la hierba" ("Splendor in the grass", 1961).
La película es un crudo retrato de la infelicidad, de los momentos de intensa belleza que jamás volverán, de las complejas relaciones entre padres e hijos y de la represión sexual que sufre la juventud justo cuando más necesita liberarse. "Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo"Estos versos de la "Oda a la inmortalidad", que escribió el poeta William Wordsworth en 1807, podrían considerarse perfectamente como la base del guión que escribió William Inge, aunque realmente el origen es la historia real de una pareja de adolescentes que el escritor conoció en Kansas. El director Elia Kazan intervino decisivamente en ese guión. 
1928. Kansas (Estados Unidos). Deanie Loomis y Bud Stamper (Warren Beatty) son dos adolescentes que, por prejuicios, educación y convencionalismo, no pueden saciar sus deseos sexuales. La frustrante situación se agrava cuando el autoritario y manipulador padre de Bud, Ace Stamper (soberbio Pat Hingle) presiona a su hijo para que estudie en la Universidad antes de casarse. Cuando Bud decide romper durante un tiempo la relación, Deanie no puede soportarlo y sufrirá un grave trastorno mental que le llevará al intento de suicidio y, más tarde, a un centro psiquiátrico. Cuando regresa, dos años y medio más tarde y en medio de la profunda crisis que sufre el país por el "crack del 29", la belleza de las cosas sólo queda ya en el recuerdo.

El deseo sexual de la pareja, siempre aplacado.

Deanie piensa como una enamorada, pero actúa según la educación que le transmite su madre (Audrey Christie), una mujer dominante y preocupada por el hecho de que su hija acaba de llegar a la adolescencia. Para ella, el porvenir de una mujer consiste en encontrar un hombre que la respete hasta el matrimonio y que sea un buen partido. "Tu padre no me puso la mano encima hasta que nos casamos. Y entonces cedí porque una esposa tiene que entregarse. Una mujer no disfruta de esas cosas como lo hace el hombre", le aconsejará ante el estupor de ella.
En el caso de Bud, quien controla todas las situaciones, tanto la rica hacienda, los pozos de petróleo o el futuro de su hijo, es el padre. El deseo de Ace es conducir la vida de su hijo sin importarle lo que realmente quiere. Su preocupación es también el sexo, porque podría frustrar sus planes. "Tendrías que casarte con ella. ¿Te haces cargo, hijo?", le advierte seriamente. En ambos casos, el amor es secundario para los padres.
Deanie tiene claro qué es lo que quiere. En clase, mientras los compañeros atienden a la profesora, ella escribe en un cuaderno la invitación de boda que algún día enviará a sus amigas. Es una chica envidiada porque sale con el más apuesto, el mejor deportista, el hijo del más rico de la ciudad. Aunque la pasión y el deseo no satisfechos le mortifican tanto como a Bud, ha decidido seguir los consejos de su madre y esperar, aunque sin descuidarse: cuando Juanita (Jan Norris) coquetea con su novio, ella se inquieta y reaccionará celosa.
La atmósfera que Elia Kazan recrea entre ellos es deprimente: besos fugaces, miradas cargadas de lujuria, de sufrimiento y ansiedad, un deseo compartido que no pueden culminar porque ninguno tiene la fuerza suficiente como para liberarse del peso moral que sus padres les han impuesto. Deanie ama realmente a su chico, haría cualquier cosa por él. "Me pondría de rodillas para adorarte si me lo pidieras", le confiesa muy seria cuando ambos juguetean en casa de ella.
El problema de Deanie es que la personalidad de Bud está siendo anulada por su padre. Ace le anima a ir con prostitutas para desahogar la pasión que siente, le compromete a estudiar en la Universidad contra sus deseos y le obliga a ejercer de "carabina" de su liberada hermana Ginny (Barbara Loden). Tras recibir una paliza por defender a Ginny, la mente de Bud acaba explotando y decide romper momentáneamente su relación con Deanie: se encuentra en un callejón sin salida y ha elegido apartarla de sus problemas. En realidad ya no puede soportar más estar con ella sin poder satisfacer su pasión. Prefiere hacerlo con Juanita, una altiva compañera de su novia.

Deanie lee los versos en clase.
Deanie se siente humillada y destrozada. En la espléndida escena en clase de Literatura, la profesora Metcalf (Martine Bartlett) le elige a ella precisamente para que recite los versos de Wordsworth. Delante de todos, con la voz entrecortada, los ojos llorosos y ante la burlona mirada de la propia Juanita, tendrá que leer el poema e interpretarlo, que será tanto como estar abriendo su corazón. "Cuando eres joven ves las cosas de un modo muy idealista, supongo. Y creo que Wordsworth quiere decir que cuando crecemos tenemos que olvidar los ideales de la juventud y encontrar fuerza". Deanie no encuentra esa fuerza para seguir y tiene que huir del aula, presa de una crisis nerviosa.
Elia Kazan plantea una magistral escena en su casa: Todo parece tranquilo, su madre le llama a cenar con dulzura, y ella avanza con recelo, insegura, como si en cualquier momento pudiera echarse a correr. La cámara nos muestra un suculento plato de asado de ternera y puré de patatas que ella no va a poder digerir. Baja la persiana como si tuviera miedo de que alguien la vea y juguetea con la carne, mientras sus padres le dan la noticia: son ricos, sus acciones se han revalorizado. Pero a ella no le importa; cuando su padre menciona que Bud Stamper tiene un coche nuevo, Deanie se derrumba y sale de la habitación. En voz baja, con enorme dramatismo pero como si fuera una simple confidencia, le susurra a su madre:

- "Mamá, no puedo comer. No puedo estudiar. No puedo ni estar con mis amigos. Quiero morirme. Quiero morirme"
.

Natalie Wood está espléndida en esos momentos. Su personaje quiere gritar, destrozaría la casa si pudiera, pero le han enseñado a contenerse y trata de ocultar su angustia y desesperación. Lo único que puede hacer, cuando se encuentra en la bañera, es mostrar sus ansias suicidas cuando su madre, de forma muy torpe, le pregunta si ha hecho algo con Bud de lo que pueda arrepentirse. "¡No, mamá, no estoy desflorada! ¡Soy tan pura y virginal como el día en que nací!". La reacción de sus padres es muy significativa: están más preocupados por si los vecinos la oyen gritar que por su salud emocional.  
Decidida a todo con tal de recuperar a su antiguo novio, cambia su imagen de manera radical para asistir, meses después, a una fiesta del colegio. Se corta el pelo y luce un corto vestido con el propósito de demostrarle que está dispuesta a lo que sea. Bud la sigue viendo como una buena chica, su amor es más platónico que físico, y por eso rechaza su invitación para entrar en el coche y hacer el amor, pese a las súplicas de ella. El momento es de una intensidad emocional insuperable.

Dos momentos del descenso a los infiernos de Deanie.

- Deanie, ¿dónde está tu orgullo?
- ¡Mi orgullo! ¡Mi orgullo! ¡Me trae sin cuidado mi orgullo! ¡Ya no tengo orgullo!
El rechazo de Bud le conduce al intento de suicidio. Deanie se va en el coche de un compañero de clase y se mete en el lago, dispuesta a que las aguas acaben con su vida. Pese a que la rescatan antes de ahogarse, su mente se ha desequilibrado y tendrá que ser recluida en un centro psiquiátrico.
Los acontecimientos se disparan mientras ella está internada. El "crack del 29" provoca una gran depresión en el país. Ace Stampler lo pierde todo y acaba tirándose por la ventana de un hotel. Bud se ha metido en la Universidad pero abandona los estudios tras la muerte de su padre. Deanie se ha infantilizado en el centro; parece muy feliz alejada de sus conflictos internos. Su mejor amigo es Johnny (Charles Robinson), otro joven trastornado por el capricho de un padre, que le obligó a ser cirujano.
Definitivamente, el problema de Deannie es su madre, que en su primera visita a su hija pretende fingir que todo está como siempre. "No te pasa nada, recuérdalo. Estás perfectamente bien". Su insistencia y la forma en que tiene de tratarla como a una niña le hacen sentirse tan incómoda como cuando le preguntaba tiempo atrás sobre su virginidad. Su padre, Del Loomis (Fred Stewart), comprende enseguida que su hija no está preparada para aceptar ni la hipocresía ni el fingimiento. "Creo que ya no podré volver a casa. Creo que no puedo sentir lo mismo que sentía antes por ellos", le revela al doctor Judd (Ivor Francis), con quien se siente muy segura y confiada. El doctor es el único que le pregunta por Bud, el único que se interesa por saber si ese nombre todavía le hace daño. Deanie responde afirmativamente con la cabeza. "Ya te sentirás más fuerte para afrontarlo con el tiempo".
Dos años más tarde, cuando ya está recuperada y dispuesta para volver a la vida real, el psiquiatra vuelve a hacerle la misma pregunta y le anima a enfrentarse a ese miedo. Johnny le ha pedido en matrimonio y antes de aceptar tiene que estar segura de que no ama todavía a Bud. Cuando vuelve a casa, ni sus amigas ni su madre quieren hablar de él, pero sí lo hace su padre, que le le dice dónde puede encontrarlo.
Creo que la escena del reencuentro con Bud es uno de los finales más hermosos y fascinantes que he visto en mi vida. Posee una tristeza casi abrumadora y una notable carga de melancolía. Ella está esplendorosa y guapísima; él, sucio y desarreglado, con una imagen muy diferente a la de cuando era joven. Pero ellos se siguen viendo como antes, apreciamos que el amor perdura, pese a que Bud se ha casado con una camarera italiana, Angelica (Zohra Lampert) y va a ser padre por segunda vez. Los versos de Wordsworth vuelven a sonar cuando se despiden para recordarnos que no hay que afligirse, porque la belleza perdurará en el recuerdo.

La película
- "Me gustaría contar una historia de cómo debemos perdonar a nuestros padres", le explicó el guionista William Inge a Elia Kazan. Inge se estaba psicoanalizando en esa época debido a los traumas causados por las relaciones con sus padres.
- La historia original parte de un relato corto que escribió Inge sobre una pareja real que en 1929 se vio obligada a separarse por la gran depresión económica.
- Las continuas referencias sexuales en la película quizá tuvieran que ver también con el momento sentimental que estaba atravesando el propio director, que vivía con su esposa e hijos pero que estaba liado con la actriz Barbara Loden, que interpreta a Ginny, la hermana de Bud.
- Natalie Wood apodó a Warren Beatty "Angustia mental" porque resultaba un tipo engreído y odioso. Aunque al principio estaban muy distanciados, ambos acabaron siendo amantes casi sin que el equipo de rodaje se diera cuenta.

Kazan, Beatty y Wood.
- Elia Kazan no estaba muy seguro de que la actriz pudiera encajar en el papel, la consideraba una niña prodigio acabada. No obstante, una charla con ella le sirvió para darse cuenta de que se trataba de la elección ideal. "Al verla detecté un brillo de desesperación en sus ojos".
- La película se estrenó con cierto retraso, por lo que coincidió con "West side story", también interpretada por Natalie Wood. 1961 resultó el mejor año para la actriz; aunque fue nominada para los Oscar por su papel de Deanie Loomis, el premio se lo llevó Sofia Loren por "Dos mujeres".
- Elia Kazan no dedica mucho espacio en su autobiografía a esta película -muy valorada por directores franceses como Bernard Tavernier, entre otros- pero sí se sintió muy orgulloso del final del film.
- Natalie Wood sentía un pánico tremendo al agua y se mostró reaccia a interpretar la escena en la que trata de ahogarse en el lago. Un técnico tuvo que sumergirse debajo del agua por si necesitaba ayuda; cuando salió se puso a reír de forma histérica. Fatalmente, su muerte se produjo en 1981 en esas circunstancias, cuando se ahogó al caerse del yate en el que también se encontraban su marido Robert Wagner y el actor Christopher Walken. El yate se llamaba "Splendor", en honor a la película.


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